lunes, 30 de junio de 2014

Tu historia, que es nuestra historia ...


Carisolio, Maximito, Macho

“Permíteme relatar tu historia que es nuestra historia”

Más allá de Pichilemu, más allá de Cahuil y aún más allá de La Villa, en un recóndito lugar escondido detrás de esa interminable laguna se inicia tu historia un día 11 de julio hace casi 96 años.

Como miembro de tu numerosa familia te acosaron responsabilidades de adulto, aun siendo muy pequeño tus incansables “ojotas” entrometidas en campos de quínoa, trigales y las salinas del lugar, no daban tregua y como una vez mencioné, esas ojotas nunca conocieron un camino o un sendero que te acercaran a una escuela.

Un día, un buen día o quizás un mal día, todo depende de quien se acuerde de esos tiempos, esas ojotas que cumplían poco más de 10 años fueron reemplazadas por zapatos de la gran ciudad.

¡ Que hermosos fueron tus zapatos nuevos, pero que triste caminar en ellos lejos de tu familia y tu campo, cuanto los extrañaste, cuanto te extrañaron, cuanto marcaron tu vida !

Lo cierto es que creciste en ellos como individuo inquieto y persona hábil, y acompañándote en tu largo andar estos zapatos te llevaron por calles y avenidas de superación.

Muy temprano dejaste ver talentos que te destacaron y que enriquecieron la vida de los que te rodeábamos. Cuanto disfrutamos de tu humor, cuantos te agradecemos tu generosidad y cuantos hubiésemos querido tenerte más cerca pero no se dio.

Sembraste una familia extensa y esa semilla se expandió sobre la tierra. Por supuesto la distancia física y sentimental han dejado sus huellas pero lo cierto es que todas nuestras vidas se han visto entrelazadas por brazos invisibles de buenos sentimientos.

Carisolio, Maximito, Macho, tu historia que es nuestra historia no termina hoy ni mañana, tu historia continúa en nosotros tus hijos, nietos y bisnietos, quienes orgullosos y agradecidos continuaremos escribiéndola para cuando miremos hacia atrás podamos percibir que también hemos avanzado.

Te recordaremos como el pionero de nuestras vidas y te prometemos rescatar lo mejor de ti para proyectarlo en nuestro futuro, en el futuro de nuestros hijos y en el futuro de todos aquellos que quieran seguir escribiendo tu historia que es nuestra historia.

Papá te quiero mucho y muchas gracias a todos ustedes

Carisolio, Maximito, Macho.
Máximo de la  Cruz Córdova Leiva

Jaime de la Cruz Córdova Osorio, tu hijo

5 comentarios:

Jac dijo...

Lindo homenaje de un hijo a su padre, don Máximo, a quien no tuve el honor de conocer.

GSR dijo...

Que hermosas palabras, Jaime, en homenaje para un padre que lo entregó todo... Las salinas de Cahuil -que tuve el gusto de conocer allá por el 68-, seguramente atesoraron las huellas de esas ojotas campesinas, y las proyectan, hoy, a través de tu recuerdo de hijo emocionado y agradecido de la vida.

Jorge dijo...

Tal como se lo manifesté a Jaime ese día 25, el sentido homenaje del hijo al padre, se nos dio a conocer en esta frases hilvanadas a la luz de esa madrugada, pero que reflejan toda la emoción contenida por años y años.
Junto a esas ojotas-que tan bien describes-me atrevo a agregar que dentro de sus talentos, estaban sus manos laboriosas, que fueron entretejiendo los hilos para darle forma a un sin número de telas, entregándole prestancia a quienes las lucían.
Uno de ellos fui yo y brillando al llevar a una de mis hermanas al altar en el día de su matrimonio, en reemplazo de mi padre que también había partido a su viaje final.
Solo ese pequeño recuerdo que aún permanece presente en estos días.

janorte dijo...

Doy gracias a la vida por tenerte como amigo jaimiko, tu sensibilidad y gratitud con quién merece el reconocimiento de sus actos que contruyeron la vida de tu familia, que en cierta medida es también parte de nustra historia jamás contada.

Jaimiko dijo...

Muchas gracias a todos por sus lindas expresiones de cariño y apoyo.
Los quiero mucho
Jaimiko