martes, 13 de diciembre de 2011

Ecos de una sanación

Cuando ya ha pasado mas de un mes de aquella jornada de limpieza corporal y espiritual en el santuario de Lo Córdova, vengo en justicia a publicar algunas imágenes propias y otras del gran swami LopezOroanda.

Al llegar al Centro de sanación después de un "largo peregrinaje" por los alrededores, la primera imagen impactante fue encontrarnos con la sacerdotisa oriental Sumiko Ito afanada curtiendo la piel del cordero que íbamos a ofrendar.

Mientras tanto el sumo sacerdote preparaba el animal para ser ofrecido a los dioses.


Panchito no se pudo aguantar y ante las miradas atónitas del resto de los peregrinos se atrevió a sacarle una "alita".

Acto seguido y como penitencia se abocó con todas sus energías a picar, preparar y adobar los vegetales dispuestos en la mesa.

Y los comensales, después de la extenuante peregrinación se dan a la tarea de restaurar los cansados, hambrientos y sobretodo sedientos cuerpos.

El "sumo" (a estas alturas ya lo tuteamos) llama con estentórea voz a una justa sobre la verde superficie.

Y aparecen rápidamente los contrincantes mas avezados dispuestos a ganarle a nuestro anfitrión.

En la mesa fraterna ya no queda casi nada y al final de la tarde se inicia una amena charla que incluye por supuesto las fechas tentativas y el lugar para nuestro próximo encuentro.

Como corolario nuestro Swami Sumo, nos ofrece una sentida alocución antes de nuestra partida



Mientras nuestro querido hermano Panchito, reposa relajado y muy bien acompañado.

Y como todo no había de ser solo sufrir, realizamos un rápido tour por el Taj Mahal, pero antes pasamos por el mercado local para premunirnos de nuestros sendos turbantes.